lunes, 29 de octubre de 2012

DIA 16. DE PETEN A CAYO CAULKER O EL MISTERIO DEL OBJETO PERDIDO (SEGUNDA PARTE)


Pero, aún estando destruida por la enfermedad, seguía con el anhelo de encontrar tan valioso objeto. Llegamos nuevamente a Mon Ammi, pero por desgracia el dueño no se encontraba y no podíamos recuperar nuestras maletas. Llegamos en unas condiciones más deplorables aún de las que habíamos salido, se notaba que el viaje, sus experiencias, circunstancias, las deshoras, los madrugones, el dormir bien un día y regular al siguiente había mermado nuestras fuerzas.
            Preguntamos en la recepción improvisada si había llegado un coche con nuestro objeto. Pues las últimas noticias que teníamos era que nos lo llevarían directamente al Hotel y a nuestra triunfante llegada de Tikal, recuperaríamos la joya de la corona. Pero, por supuesto, todo no podía ser tan fácil. El objeto no estaba allí, como nos confirmaba la negación pausada que se dibujaba en la cara de Betzabel.
            Y entonces, comenzó otro ciclo de llamadas. Llamadas a Vinicio que no contestaba, y luego intentando localizarlo en la Casa d´Acuña. No se podía poner pues estaba en la barra, llamaría después. Pasaron un, dos tres y hasta cuatro despueses y el teléfono no sonaba. La desesperación se respiraba en el ambiente. Los ecos de la perdida reverberaban en nuestros oídos y se desplazaban como ondas sísmicas por nuestras cansadas psiques hasta retornar como torbellino en nuestros cuerpos desvalidos y mermados por el cansancio y la enfermedad. Finalmente, volvemos a llamar. Localizamos al susodicho y nos indica que lo dejaron en una agencia de viajes..de Flores…nosotros estabamos en el Retame a 30 minutos en coche…..y A las 18:00 todo cierra, nadie nos lo puede recoger, partimos mañana y el objeto quedaría abandonado y huérfano, en un lugar y un tiempo equivocado, sin uso ni disfrute; una auténtica tragedia griega, y drama sin fin que nublan la vista por lágrimas no derramadas y gritos de frustración no exclamados.
            Se abrió al final del camino una luz, podrían llevar el objeto a la compañía de transportes San Juan, que nos recogería por la mañana y nos llevaría a Belice City, si, al final algo de suerte, si al final una posibilidad que se abre camino entre un destino incierto. Damos las gracias a Vinicio, nos ha ayudado en grado sumo, ha aligerado nuestra carga, puede que nuestro sueño pueda ser reparador, es mejor irte a la cama con un gran esperanza que son un mínimo desasosiego, esas pequeñas semillas se van haciendo grandes durante la noche y pervierte los estados de mayor onírica felicidad.
            En la madrugada suena el despertador, unas han dormido mejor que otros, preparamos las maletas y cargamos con ellas torpemente. Estos bultos cada vez pesan más o nuestras fuerzas son menos.
            Con una puntualidad que sorprende en estas latitudes, y se presentó en ese momento la gran pregunta: ¿Esta el ordenador de buceo con usted?....Si, lo tenía, reloj lo llamó, pero igual daba como lo nominara, el objeto perdido, hizo un viaje de ida y vuelta, movido por la energía de sus propietarios y la ayuda del camino, cumplió una fase que rara vez se repite, volver a su origen.
Con los corazones henchidos de felicidad, emprendemos el largo camino hacia Merchor de Melos, la Frontera, un nuevo sello en nuestro pasaporte, un nuevo mundo que descubrir, un nuevo país. Es francamente increíble, como en los viajes puedes tener la sensación de comienzo, de tabula rasa, de que todo puede ser posible en el nuevo día y como en nuestra vida diaria, somos a veces incapaces de sentirlo, tan sólo la rutina, trágico  cierto aunque real  como un plato de frijoles.

            El cruce de fronteras no sólo cambió el idioma sino el clima. Más calido, más humedad. Conforme nos acercábamos a la Belice City, las cosas iban cambiando, no os sabría decir que era, pero todo era diferente, las construcciones, como se organizaban, el olor, la suciedad que se iba incrementando progresivamente.

 El toque definitivo lo dio el cementerio que atravesamos en la misma entrada de la ciudad, y no, no penseís que eran dos tumbas, no.. eran miles, blancas, sobre tierra, ocupando los márgenes, las rotondas, las islas que dividían la calzada, no sé, producía una sensación que va más allá de la extrañeza.

            En el puerto, y después de admirar el caos de la ciudad de Belize, nos toca esperar al siguiente Water Taxi, para llegar en unos 60 minutos a Cayo Caulker. El viaje fue tranquilo, la llegada especial, atolones de mínimas islas creadas con el deposito de millones de conchas y su posterior conquista por manglares y palmeras, sembrados en un mar azul y turquesa se nos presentaba como una postal idílica. Íbamos hacia el segundo arrecife de coral más grande mundo, tras la gran barrera de coral de Australia. Íbamos hacia unos de los espectáculos naturales más impresionantes de la naturaleza… el Blue Hole.

            Llegar al Cayo y empezar a tomar los transportes típicos era necesario, los Golf-Kart taxi, nos desplazaron a nuestro hotel, nos sentimos relajados, reconfortados y frescos en nuestra habitación, por que el calor se mostraba implacable en el exterior.



domingo, 28 de octubre de 2012

DIA 15. TIKAL O EL FIN DE NUESTRAS FUERZAS.


         No había despuntado el día y el despertador no había sonado, cuando extraños golpes en la ventana nos despertaron  devolviéndonos  a la realidad, voces desde la oscuridad exclamaban nuestros nombres. ¿Pero que hora era? Ver el reloj, y descubrir con terror las 3:30 de la mañana todo fue uno. Otro nuevo día, y otro nuevo despertar al alba. Algunas veces se pregunta uno si la opción de vacaciones relajadas en un hotel, con tumbona, playa y piscina en un todo incluido, no hubiera sido mejor que esta otra opción de madrugar con constancia, recorrer grandes trayectos y llegar a tu destino para admirar las maravillas del creador a veces rápido, otras con paciencia, algunas con prisas y otras en un visto y no visto; diciendo por lo bajini: “lo veré mejor al revisar la fotos”. 
        Un desayuno muy Light, café y unas galletas de espantoso sabor, dió el pistoletazo de salida al encuentro con la penumbra. Cinco éramos los que formábamos el  grupo; y cinco, las almas que nos adentramos en la densa oscuridad, entre las ruinas mayas más famosas y bien conservadas de  Centroamérica, pagando otra módica señal de 100 QZT, por profanar a esas horas la tierra conquistada y dignificada por los mayas Olmeca. El paseo con linterna era rápido, subidas, bajadas, en este páramo un juego de la pelota, en este otro un palacio de las ventanas, cincuenta pasos más allá el templo 3, luego el 2. Y para que os hagaís una idea, todo bajo la visión limitada de una linterna, y con un silencio sólo interrumpido por el croar iracundo de las primeras ranas desperezadas. 
         Sinceramente, el ostracismo al que fuimos sometidos por una selva silenciosa, oscura, húmeda y resbaladiza (recordemos que estamos caminando sobre piedra calcárea húmeda y trillada por miles de visitantes) nos llevo a la máxima desorientación, es ésta y no otra, la única explicación pausible para interpretar que cuando el guía nos exhortó a subir el templo número 4, desde dónde contemplaríamos con asombro la salida del astro rey, Cristina tomó con rapidez los pasos de la escalera e inmediatamente las ascendió hasta llegar a una estrada superior, y allí puso cara de triunfadora y pagada de si misma; como diciendo: “a mi subidas de escaleras a estas alturas”; claro tengan encuenta que esto es una interpretación yo no leo su mente. Pero su cara era un poema cuando con su luz en mano, iluminó la auténtica escalera que  tramo tras tramo se enroscaba en la exuberante pared del templo, desdibujándose parcialmente, he aquí la envergadura de nuestra meta. Sin apabullarnos, ascendimos con ligereza, nuestras fuerzas eran tan grandes como el desayuno, pero nuestros espíritus alentados por el descubrimiento de un nuevo día en un lugar tan emblemático energizaban nuestros músculos. 
        En la escalinata que daba lugar al acceso al templo de sacrificios, ahora obliterado por las incólumes maniobras de desalmados que deyectaban en su interior por no ir al baño mas cercano, dimos reposo a nuestras almas. Mirando al este, esperando el giro eterno y seguro de nuestro planeta en su órbita elíptica. Pero antes de llegar Apolo con su luz caliente y sosegada, la selva empezó a levantar su humedad en forma de estado gaseoso, y una tenue niebla al principio se convirtió en un nubla densa, que dificultaba la visión. Nos explicaron que veíamos el templo 3, luego que si no era el 3 y era el dos. Era difícil la interpretación de la posición del sol, entre más la de templos que no habíamos visto de día. No obstante, el ambiente era sobrecogedor, un inmenso mar verde y entre sus frondosidades se levantaba la niebla rodeándolo todo y al mismo tiempo siendo parte de ello. Es una inyección de placer para los sentidos, pero el que menos disfruta es quizás la vista.

       La vuelta fue rápida, el guía nos dirigió por una serie de templos y nos comentaba algunos de los aspectos mas importantes. Nos indico los principales grupos de construcciones para que en nuestra visita posterior, eso seria como dos horas después, disfrutáramos del paseo entre los monumentos. 
        Habían dos grandes circunstancias que nos hacían volver, una nos afectaba, el desayuno, la otra no tanto, que nuestras acompañante tendrían que volver a pagar la entrada si no salían del parque antes de la 8:00. Así es Tikal.

            Tras el desayuno, estábamos extenuados, y decidimos hacer una siesta tempranera. Rápidamente nos quedamos dormidos, y al despertar, la tragedia.
            Nos costó levantarnos, y conforme pasaba los minutos Cristina empezaba a enfermar, se apagaba como una lámpara de queroseno al que se le haya puesto alcohol, y cada paso que daba para acercarse nuevamente a Tikal, era un paso que iba descontando de una especie de reloj vital. Nuevamente recorrimos los caminos, pero esta vez por el más corto para volver al dichoso templo 4, y volver a hacer las fotos, esta vez con luz. Luz que a cada minuto era más calor, calor que pronto se cerró y como ya es costumbre empezó a diluviar. El agua caía por nuestro rostro, y pronto los charcos y riachuelos se adueñaron de las calzadas calcáreas de Tikal. Era ufano y divertido, ver como grupos de turistas, se deslizaban y caían hasta dar con sus posaderas en el suelo, y la de al lado en un acto de misericordia, cristiandad y altruismo la ayudaba, y también veía como sus glúteos rebotaban más o menos sobre la calzada. Si es que, señores es piedra caliza mojada, deben andar por el margen del camino, yo sinceramente creo que sus guían no les decían nada por reírse.

            Llegamos al templo cuatro, lo volvimos a subir de un tirón, y ahí Cristina estaba totalmente destrozada, entre la perdida de fuerza y el mal estar postdesayuno y postsiesta, todo confluyó para empeorar. Fotos, mas fotos y nueva bajada. La gente la animaba, señora que solo le quedan dos horas para salir del parque, la vuelta fue un auténtico vía crucis, poco a poco recorrimos el palacio de las ventanas, estelas a doquier, llegamos al templo 1, el más famoso de Guatemala, el que sale en todos los libros de turismo, el mismo que hizo el rey Jaguar y que la compañía de Pensilvania descubrió completamente, pues en aquel entonces no estaba vigente la regulación de la UNESCO de sólo restaurar un 30 % de los monumentos.

            El día pronto llegó a su fin, un nuevo transporte nos devolvería a El Remate, y esta vez Cristina estaba definitivamente acabada. 






DIA 14. MOM AMMI O EL MISTERIOR DEL OBJETO PERDIDO (PRIMERA PARTE)


             El Remate, lugar, rematados; estado de los viajeros. El cansancio era tal, que al llegar a la habitación poco nos importó la distribución, los colores caleidoscópicos fruto de una imaginación desbordante o de un estado psicotrópico relativo (imaginad, paredes con intención de estucado veneciano, en tonos pastel pasando desde el mostaza al verde pálido y de ahí al azul ; todo ello franqueado por cenefa imitando unas olas de un color fucsia…) ni el estado del baño. Sin embargo, las carencias eran superadas por el trato amable de su personal.

            Y de repente, la tragedia. Se ha perdido un objeto de gran valor. No se encuentra por ninguna parte, Cristina poseída por el momento, saca sus pertenencias de la maleta, y en un momento la pequeña habitación en su lado norte se y transforma en la mayor leonera, desde la secuencia cumbre de “El exorcista”; luego afirmaría compungida: “¿Pero como puede estar así?” y el silencio sería la respuesta.
            Nos dirigimos al divertido lobby, mitad restaurante, mitad barra de bebidas mitad recepción, dónde tras llamar y mandar emails a todos los lugares que visitamos; nos confirma Vinicio, uno de los empleados de casa d´ Acuña, que el objeto se ha quedado en el vehículo que nos ha llevado, pero que ya el conductor ha recorrido mucho camino...que no nos preocupemos que nos lo hará llegar.
            Descansado por el encuentro del mismo, disponemos una excursión para la mañana siguiente. Y como la canción de Juan Luis Guerra: “Eran las cinco la mañana…” allí que estábamos en pié para recorrer el Cerro biotopo Cahuí. Nuestro guía Rafael. Un autóctono de más de 50 años que nos confesó que se sabía todos los caminos del cerro, incluso caminos entre la espesura para buscar y descubrir fauna. Eso nos llenó de alegría y excitación. Cuando ya recorríamos el camino hasta el cerro, tambiém nos dijo que eramos sus primeros clientes tras dos años. Eso sin embargo, no nos hizo tanta gracia.  Pero, yo personalmente, no os recomiendo en estos casos darle muchas vueltas a la cabeza, se te empiezan a ocurrir cosas, te adentras en la espesura en un lugar desconocido con un tipo que tiene un machete colgado a su cintura….mejor dejarlo correr y estar preparados para correr.

            El cerro es un páramo especial, situado muy cerca del lago tiene una forma piramidal y existen muchas pistas en su recorrido que indican que puede ocultar una estructura arquitectónica maya. 

            La vegetación es de segunda generación, es decir, fue parcialmente desforestada hace más de 50 años, muchos de los árboles a pesar de su altura y frondosidad son jóvenes. La explicaciones sobre la flora y la fauna fueron correctas, desgraciadamente sólo admiramos un par de monos y un pizote ( manigero narizudo de cola larga, muy fiero, y por lo que nos han comentado capaz de degollar con sus extremidades anteriores armadas con garras un perro).



           Cuando estábamos alcanzando el ecuador de nuestro recorrido, y nuestros músculos se mostraban tensos, elásticos y por que no decirlo tonificados por las intensa subida, comienzan a retumbar los primeros truenos, el horizonte se desdibuja tras una inconmensurable nube y el agua es vertida como ríos sobres nuestros cuerpos. A pesar de eso, gracias a nuestra protección con chubasqueros y la vegetación, no desmereció el paseo. Si, el paseo, pues tras superar varias pruebas durante el viaje, nos habíamos habituados a madrugar, desayunos pobres pero confortables, y caminar intensamente hasta el clímax solar. Lo que en otro momento hubiera supuesto el fin de nuestro día, tan sólo era nuestro habitual paseo matinal.

            No disponer de efectivo en determinadas regiones puede ser un problema. Y especialmente en el Petén. Y fue nuestro caso. Contactamos nuevamente con Vinicio y nos dice que finamente no ha podido mandar el objeto hasta Flores, pero que lo intentará para que nos llegue al siguiente día. No obstante, debemos retroceder en el camino, si lo sé, como no lo preveímos , cómo no paramos en nuestra ida a El Remate. A veces, sólo, a veces no se puede pensar en todo. Vuelta a empezar. Tuctuc hasta el cruce (15  QZT). Microbus atestado de gente hasta Santa Elena (50 QZT). Tuctuc hasta isla de Flores (10 QTZ)
            Tras haber prácticamente asaltado un cajero en Santa Elena (el primero en muchos kilómetros a la redonda, incluida la zona de Tikal) estábamos sentados en una  terraza en Flores, e íbamos a disfrutar de un merecido regalo, el pez blanco típico del lago preparado al vapor. 

           Nos atendieron estupendamente, comimos de maravilla, y pronto emprendimos el regreso al Remate, sin hacer parada para llegar finalmente a Tikal.

            Volvimos a la estación de Santa Elena, y desde allí siguiendo el flujo de consejos nos llevaron en un Chicken bus a otro sitio de Santa Elena, dónde hicimos transbordo al Chiken bus que nos llevaría por 50(QZT) hasta Tikal, tras hacer múltiples paradas, y tardar la friolera de casi dos horas y cuarto. Entrada a Tikal 250 QZT, y tras un pequeño recorrido al hotel, unas fotos y una cena agradable pero escasa, nos disponemos a descansar para realizar el Tour del Amanecer. Imaginar la hora, nos os costará.

viernes, 26 de octubre de 2012

DIA 13. VIAJE A CEIBAL O EL ATAQUE DE LOS MOSQUITOS.


A las 5:00 a.m.(era la mejor hora para intentar ver alguna fauna que se desperezara de la larga noche o concluyera su furtiva actividad nocturna) y sin hacer el menor ruido, nos levantamos, nos vestimos, más repelente, agua, mochilas y un desayuno a base de un zumo y unas galletas de chocolate…. Y ahora el gran momento, ver vida animal en estado puro.

 Estos exploradores modernos no temían ni a la lluvia, ni al frío, ni a la agria mañana, sólo un nuevo día, sólo un nuevo amanecer y nuevas promesas los llenaban de una fuerza vital sin parangón. Pero, poco a poco , mientras los minutos pasaban y tan sólo encontraron un par de sapos, mariposas, y la rana endémica de la laguna Lachuá, no fuimos empequeñeciendo.




Afortunadamente, el amanecer era impresionante y su disfrute mas impresionante aún.


 Nota a pie de foto: amanecer a través de una tela de araña by Efren


            El ejercicio matutino hizo de nosotros grandes y más grandes… cuando al cabo de unos diez minutos de llegar al puesto del guarda, vemos aparecer a nuestro chofer y guía, lleno de sudor hasta la médula y explicándonos que se había quedado dormido. Menos mal que alguien duerme, ¿Sería uno de los que roncó, sería parte del concierto nocturno?, cuántas preguntas sin resolver nos planteaba este nuevo día.


            Uno de los inconvenientes de viajar por El Petén, a parte de las advertencias de robo día sí día también; es que las distancias son largas, y eso a pesar de que las carreteras están prácticamente asfaltadas en casi todo su recorrido y la cantidad de túmulos es menor que en otras regiones en la que los pueblos y poblaciones están mucho más cerca unas de otras. Para llegar a la región de Saxyaché necesitamos al menos unos 3 horas de viaje, con un par de paradas para desayunar. Nosotros hicimos un Crunch, puesto que no había tiempo para un desayuno y era demasiado temprano para la comida. La espera fue inaudita, En el Café Maya, todo iba lento muy lento y casi te habías terminado la bebida cuando te traían los alimentos sólidos. Decidimos que teníamos que pedir la cuenta antes de terminar de comer porque si no podría ser la historia interminable. 

Negociar lo es todo, y el precio inicial nunca es el precio acordado. Cristina regateo con el contratista de nuestra barca, y bajo el precio (de 650 a 550 QTZ) , para al fin disfrutar de un hermoso paseo en barco hacia la gran desconocida Ceibal.

            La población maya de Ceibal, se encuentra a casi una hora en barco fluvial de Saxyaché. El recorrido es muy interesante por un rió amplio con unos márgenes poco definidos, viendo el transporte de diferentes mercancías y típicos a unas poblaciones ribereñas muy aisladas.

             Finalmente, una vez en un páramo más desolado aún, fijábamos las miradas en el escarpado recorrido y las inclinadas pendientes que nos deparaba el redescubrimiento de Ceibal. Pronto me distancie del grupo, quería caminar, descubrir los entresijos de tan recóndito lugar e imaginar como y por que se situaron en esta región una de las culturas más pródigas de todos los tiempos. Recordemos que por cada pirámide que construyeron los egipcios, los maya hicieron diez.

            El momento estaba sembrado de selva, con gran cantidad de ejemplares del árbol Ceiba, altos incólumes, y en ocasiones constreñidos por árboles parásitos, los estranguladores, que crecían a partir de un recoveco y progresivamente rodeaban a su huésped en un abrazo mortal. El camino era largo, pero tras todas las vicisitudes que habíamos superado, no entrañaba el más mínimo problema. Pero pronto llegaría un invitado poco deseado.

            Fuimos advertidos es cierto, que ésta era la peor época para la visita pues era la temporada alta de los mosquitos. Sin embargo, no esperábamos un asedio sin tregua. Al principio en poco, pero conforme nos adentrábamos en la espesura, y las rachas de viento y lluvia se veían entorpecidas por el frondoso bosque húmedo su número se multiplicaba exponencialmente. Unas ramas, con una agitación constante en nuestras cabezas, espaldas y piernas ( yo de atrevido iba bien fresco con pantalón corto), hacía casi imposible pensar en otra cosa que en el insistente aleteo de nuestros amigos los zancudos. Oía voces que me llamaban, pero detenerse a esperar o simplemente el acto de tomar una foto, debilitaba mi barrera formada por el torbellino de hojas que agitaba sin parar mi mano cansada. Después de superar un juego de la pelota enterrado casi completamente, llegué a un descampado dónde los guardas del Parque Natural de Ceibal me ofrecieron refugió al humo de sus carosos. 


       Utilizaban el caroso de un fruto tropical como incendiario, pues el humo espantaba a los mosquitos y permitía un respiro. Me metí directamente en el humo, como buen salmón quedé, y mis fatigosos compañeros de viaje llegaron minutos después agitando unas extrañas banderas verdecolor en sus cabezas, rostros espaldas y piernas y abatidos ante el insistente ataque aéreo de las impías criaturas.

          La práctica totalidad de lo que fue la ciudad de Ceibal está enterrada bajo resto de vegetación y tierra. 

       Y la extensión es amplísima, sin embargo lo más impresionante son sus estelas. Las estelas eran unos monolitos de piedra que se levantaban para celebrar o proclamar algún evento importante. En Ceibal lo hicieron sobre una piedra muy dura, la dolomita, lo que en la actualidad junto con las estelas de Copán en Honduras son los grifos con mas detalles del mundo maya.

            El regreso aunque presentó la vertiente tormentosa, y el agua que nos salpicaba los rostros y los plásticos improvisados a modo de corta vientos que nos cedió nuestro guía y barquero Higinio, terminó definitivamente con los maléficos cénzalos.

            Y vuelta al microbús, aún nos quedaba un gran trayecto hasta Santa Elena, y de ahí a El Remate, que nos dejaba a medio camino con la parada final…Tikal.





jueves, 25 de octubre de 2012

DIA 12. ¿DE QUIÉN ES ESTE VIAJE?


             Los días se suceden unos detrás de otro, y el tiempo va dando paso a las dudas de cómo continuar nuestro viaje.¿Es mejor abortar primero la región atlántica, Belice, y después por último el Petén? Ó hacer lo diametralmente opuesto.
            Con éstas y otras dudas nos embargamos en la dura tarea de localizar por nuestra cuenta La Casa d´Acuña, que tanto deleite había dado a nuestro paladar en el desayuno,  tan sabroso habíamos sentido su café en un entorno entrañable, con gente agradable y en un lugar apacible y con buena música ambiente. 

Esa es la razón que tras darnos un buen homenaje, decidimos organizar la etapa final del viaje, y cual fue nuestra sorpresa, cuando no ya sólo los empleados del hotel si no el mismo dueño nos empiezan a aconsejar sobre los lugares mas importante y bellos, así como las rutas mas deseable. Dejar constancia que seria Vinicio, uno de los empleados quién nos buscaría el transporte para nuestra próximas 48 horas.

            Recogimos nuestras maletas, conocimos a nuestro guía-conductor, nos compramos provisiones para unas 24 horas en un centro comercial cercano, y emprendimos la ruta hacia el desconocido Petén, todo ello en menos de una hora. Es increíble como la influencia de personas bienaventuradas pueden encaminar un viaje en el que no estábamos perdidos, pero si dubitativos por la cantidad de información y las diferentes posibilidades.
            Conforme ganábamos kilómetros al asfalto, el paisaje fue cambiando progresivamente. De tramos montañoso y vegetación densa; la inclinación dió lugar a praderas, con ciertas zonas despobladas por la deforestación organizada por el pueblo maya y sus monocultivos de maíz. El día se presentaba largo, y en ocasiones llevados por la buena música de nuestros ipod nos zambullimos momentáneamente en las corrientes oníricas, aunque que la presteza de conectarnos con el medio en los momentos en los que el cambio aparecía ( bueno, eso va por mí, de Cristina nunca se puede saber). De esa guisa, y tras unas tres horas y media de camino llegamos a un destino poco visitado, y largamente denostado por ser territorio de guerrillas durante los años 90, El Parque Nacional de la Laguna Lachua.
            Nos adentrábamos en zona 0, y tras pagar una módica cantidad de unos 120 QZT, una diatriba sin parangón llegaba. El guarda del parqe que llevaba allí 28 años, nos instó a responderle a una serie de preguntas de seguridad como: ¿qué es lo único que queremos que se quede en el parque de vuestro paso?......respuesta correcta “nuestras huella”. ¿Por qué es importante el silencio?....para que la vida salvaje pueda vivir sin molestias. También recibimos advertencias sobre los cocodrilos del lago, que no estaba permitida las bebidas alcohólicas y otras nimiedades.
            Con comida, bebida, y estos consejos de última hora, emprendimos la marcha de mas de una hora por una selva tupida para llegar a un maravilloso paraiso húmedo. Deseabamos ver la puesta de sol, pero el ritmo era insuficiente, así que tuvimos que sacar fuerza de flaqueza para acelerar el paso y convertir ese paseo en una marcha militar, un dos, un dos…..

            Nuestra primera parada, nuestras primeras composiciones fotográficas en la laguna, y estábamos realmente entusiasmados con el paisaje. ¿Cómo es posible que en sitios tan recónditos se puede dar una belleza tan exultante? Continuamos ávidos de más experiencias, de experiencias mas conmovedoras, y vaya si las íbamos a encontrar. Conforme el sol descendía, el cielo empezaba a hervir con una paleta de colores cálidos y las nubes, la luna, la laguna y nuestras cámaras empezaron a danzar en una harmoniosa melodía del ocaso.






            Fue en este enclave, dónde conoceríamos a unos guatemaltecos muy simpáticos, que pasaban allí unos días festivos. En la cena, se comportarían como  grandes anfitriones, nos invitaron a una cena típica, pero nosotros extrajimos de nuestra mochilas los bocatas del Subway y disfrutamos a la par, aunque con unos alimentos más sencillos. La velada termino entre risas, cuando los guatemaltecos, que también invitaron a su cena al guarda, extrajeron el licor de baco y consiguieron que este brindara con ellos a pesar de las advertencias iniciales. La vida esta llena de contrastes, y los contrastes son flexibles, brindemos por la vida.

            Ducharnos, empaparnos de repelente ( una contrariedad), y volcarnos bajos los doseles protectores de mosquitos y empezar a oír el sonido de la naturaleza era una estampa acústica entrañable. Pero, pronto, los ruidos fueron cambiando y una orquesta de ronquidos desdibujo los sonidos del paraje. Recordar que las paredes eran de papel y en vez de dormir con una persona lo hacías con 20. No obstante, un lugar recomendable hasta el empalago

domingo, 21 de octubre de 2012

DÍA 11. BRINDEMOS CON UN SEMUC CHAMPEY.


               La luz que penetraba por la gran vidriera multicolor, y los ruidos insistentes de los vehículos al pasar por la calle, nos dejó claro dos cosas: 1) que debía ser la peor ubicación del hotel y 2) esa noche íbamos a dormir poco.

            Con los ánimos alicaídos, emprendimos el día con ganas de conocer los alrededores de Cobán, pero no teníamos nada planeado pues la escasez de tiempo era evidente en nuestros despertares tempranos y nuestras rutas amplias y tediosas.
            Preguntamos en la recepción, como el que pregunta por el tiempo a pesar de que está lloviendo, y para nuestro regocijo en menos de cinco minutos teníamos planeada una excursión de todo un día con desayuno y comida incluida, al fin nuestra suerte se estaba reencontrando con nuestros objetivos.
            La primera parada tras recogernos el bus (diez minutos después de haber preguntado en la recepción), era la Casa de DÀcuña, un estupendo lugar, tranquilo, decorado con gusto, con una música ambiente que era ambiente de verdad y con una servidumbre exquisita. En un patio central, rodeado de orquídeas, dimos buena cuenta de un desayuno, bien preparado, bien servido y que sabía a lo que se parecía, un deleite para nuestros paladares.




            Inmediatamente después conocimos a Charles, que nos acompañaría durante todo el día, siendo nuestro chofer y conductor. El grupo, en el que ahora estabamos, era heterogéneo pero agradable. Eso permitió, que entre las explicacines de Charles y los comentarios de los diferentes integrantes, el trayecto de casi dos horas y media desde Cobán a Lanquín se nos hiciera corto.



            La primera experiencia se desarrollaría en el Parque de Semuc Champey. Este parque esta protagonizado por el Río Cahabón, y un estupendo accidente geográfico. Para llegar a este enclave, teníamos varias posibilidades, pero el camino largo , angosto y inclinado, nos permitía ver esta estructura desde un mirador.


            Comenzamos nuestro camino, y a pesar de lo bien señalizado del terreno, las subidas eran peligrosas por lo resbaladizo del terreno y por la verticalidad de sus paredes, que eran saldadas por escaleras de pasos tan inclinados que daban vértigo.

Como nos estaba gustado esto del ejercicio matinal¡¡¡. Pero sin ninguna duda, mereció la pena. Semuc Champey, es una estructura que se conforma de dos zona. En el trayecto del rio, presenta una amplia zona de roca caliza, la potencia del río excavó una oquedad por debajo de esta roca, de tal forma que en la actualidad queda como un puente de una longitud de unos cientos de metros. En la superficie, y debido a las corrientes freáticas del bosque que lo rodea, una corriente de agua que proviene de la lluvia horizontal del bosque húmedo, rezuma hacia el puente natural , creando unas piscinas artificiales que se desbordan unas sobre otras en una interminable cascad , hasta que finalmente al terminar el puente, tanto el agua del río como el que fluye por las piscinas se unen como dos amantes con un mismo destino.
            La diversión no es sólo en su contemplación, es su disfrute, recorriendo bien a pié, a nado, o saltando por sus toboganes naturales y ejercicio para el cuerpo y los sentidos. Se respira calma, alejado y al mismo tiempo tan cerca de ti mismo. Es casi imposible, dejar de admirarlo, fotografiarlo, y volver a sumergirte en sus priscilas aguas.
            La vuelta fue dura, no por el trayecto, no os engañeís, el camino era fácil, fue el despedirse lo duro. Nos esperaban las Cuevas de Lanquin, un destino más sucio, y a mi entender que deslustró el día parcialmente.

            Las cuevas, son el hábitat de unos murciélagos enanos. La actividad consistió en recorrer el lugar para identificar estructuras creadas arbitrariamente por las estalactitas y estalagmitas, e intentar que nuestras vidas peligraran por el recorrido húmedo y lleno de excrementos de los citados animales. Quizás lo mas interesante, fue hacer por un momento de espeleólogos y meternos por un agujero inmundo, para si cabía llenarnos aún mas de mierda. La salida de los murciélagos se vió empañada, por que los animalitos decidieron salir antes de la cuenta, pero según mi parecer no me resultó nada increíble.
            El regreso al hotel, de los mas agradable, intercambio de opiniones con nuestros compañeros, que nos ayudaron a planificar el siguiente escalón de nuestro viaje, y con gente autóctona simpática, agradable y con la que sintonizamos muy bien. Una cosa sacamos en claro, la liga española de futbol se sigue como religión y el barça en particular.
            Un día intenso, una llegada magistral, y un baño lleno de agua nos esperaba en el hotel. Terminamos el día como lo empezamos en la recepción. ¿Que le vamos a hacer?

DÍA 10. SANTA MARÍA DE NEBAJ ¿PERO QUÉ VINE YO A HACER AQUÍ?


Recomendada en guías y en páginas por la excelencia de su costumbrismo en las tribus Ixil, nosotros no tuvimos tiempo de nada en Nebaj.

 Es un páramo rodeado de montañas, con vegetación exuberante y con un potencial Hidroeléctrico más que deslumbrante, al que su indígenas se oponen, lo que dio buena cuenta de ello los carteles que rezaban: “No a las Hidroléctricas”, aunque a efectos es una energía limpia.
           
            Desayunamos en el Descanso, un acogedor lugar con un estilo ecléptico, marcado por sus toques árabes y orientales, destacar la pantalla central hecha con un paraguas chino. El servicio amable, pero se te va la vida para que te sirvan un desayuno, el tiempo en este sitio se paró hace unas décadas y perdieron el segundero.

            Gastado parte de  nuestro tiempo en Nebaj desayunando y otra parte intentando buscar desplazamiento. Nos tiramos a la carretera para descubrir unas cataratas muy recomendadas por la guía pero sin embargo denostadas por la gente del pueblo.  

         Era un trayecto de una hora, pero entre la dificultad inicial para encontrar el camino, y el ir apreciando el paisaje manchado por basura por doquier, termino siendo de hora y casi 20 minutos, hasta descubrir una gran catarata que en 5 minutos fotografiamos y con gran rapidez decidimos abandonar. Como el camino se nos antojaba largo, paramos un pick up, que nos llevo con gusto al centro del pueblo por el módico precio de 5 quetzales.

            Si llegar aquí fue una aventura, intentar salir sería otra. Los vehículos escaseaban y los precios eran muy altos. La explicación venía dada por la situación de la carretera que conectaba con Cobán. Nosotros intentabamos viajar más económico, y tras un recorrido por el centro del pueblo, la única posibilidad era tomar el transporte colectivo en microbus Nebaj-Cobán. Muchos eran nuestros miedos, no el viajar como sardinas en latas, pero si la posibilidad de robos ó la pérdida de equipaje pues este iba en la burra del microbus fuera de nuestros ojos. Sin alternativa y con la necesidad de viajar, de tripas hicimos corazón y nos embarcamos en una gran travesía.
            Las comodidades iniciales del viaje, pronto disminuyeron. Lo que a nuestra salida de Nebaj era diáfano, se transformo en un entrar de gente, con niños, con bolsos llenos de frutas, aperos de trabajo…En definitiva entraba más que salían, y no sabiamos si aquello era el camarote de los hermanos Max o una montaña rusa, pues la carretera era a cada paso peor, hasta llegar a un punto en el que un gran derrumbe de media montaña había sepultado a más de 300 personas. Pues sobre ese derrumbe y al borde de un gran precipicio pasaba la carretera improvisada, subiendo y bajando terraplenes que nos conduciría a Cobán.
            Sin embargo, en este trayecto, no todo era malo. Nos ofreció la oportunidad de estar más en contacto con otras gentes, (a veces demasiado) y de conocer la cultura, el día a día y como se defiende en las recónditas poblaciones  habitadas que estaban al margen del camino.
            Llegados a San Juan de Cruces, nos hacen cambiar de microbus, y contemplamos aliviados que nuestras maletas estaban bien. En este pequeño trayecto, y tal vez por estar mas cerca de una gran urbe, la gente era mas amigable y se interesaron por nuestro viaje e incluso nos daban consejos, tal es así que una señora estuvo a punto de perder su parada y otra nos bendijo para el resto del camino.
            Y al fin Cobán, un taxi en una calle cualquiera dónde fuimos dejados y pronto otro nuevo día. Pero, hay, que siempre un pero, el taxista no sabía la dirección y la dirección que nos transmitieron por correo estaba mal, ó el no la entendía, el caso que perdidos de nuevo. Varias vueltas y llegamos a una posada, ya siendo resabidos en el tema, bajamos a preguntar si era nuestra ubicación y el recepcionista nos dice que si. Cuando ya hemos bajado el equipaje y estamos en la habitación que olía a naftalina, nos dice que no, que no teníamos reserva pero que tenían disponibilidad.
             Bueno lo que faltaba, nos pusimos hechos unos basiliscos, y tan cansados como estabamos comenzamos la busqueda del hotel reservado. Cuando lo localizamos nos dicen que la reserva se confirmó, pero que ahora no había disponibilidad, nuestro malestar iba en aumento. Decidimos hablar nosotros mismos con el recepcionista infractor, y en menos de un minuto si que teníamos habitación. A lo que le exponemos la situación de los costos del taxi, del nuevo traslado y del engaño del recepcionista numero 1, que se siente a su vez engañado por el recepcionista número 2, y llama al gerente.
            Al final de la historia, es el propio gerente el que nos viene a buscar, nos pide disculpas y nos lleva al hotel en el que sí, habíamos reservado. A nuestra llegada nos dan la llave de la habitación, y sorpresa el baño esta lleno de tierra. Dios! Esta tortura no acabara nunca. Vuelta a la recepción, le decimos lo mal que esta la habitación y nos vamos a cenar.
            Pero no, por que ir a cenar al mismo hotel y finalizar el día. Nos ponemos a esa hora  a la busca y captura de un sitio pa comer, en la Zona 4 de la ciudad ( es decir la periferia) y sin poder orientarnos bien por la noche. Unas calles y un par de preguntas en farmacias, nos llevan al Restaurante Ice, una mezcla entre restaurante y discoteca, dónde al compás de música house nos metimos entre pecho y espalda una ensalada y un churrasco, y de postre gelatina, y que se mueran los feos; o nosotros, por que en dicho local se permitía la entrada de armas, eso sí, si disparas no consumas alcohol, menos mal que no había ni un pijo en el local.

DIA 9. CONSTRUMBRISMO EN EL ALTIPLANO.


      La noche dio lugar a las primeras luces de la mañana, y mi sueño reparador me hizo descubrir que mi compañera de viaje en vez de dormir en los brazos de Morfeo, se había batido con él en duelo sin tregua y a muerte. A pesar  de la ausencia de descanso, nuestra y su ansia de aventura dieron la energía suficiente para visitar “Los Cuchumatanes”.


            Esta cordillera montañosa no volcánica es uno de los altiplanos mas altos de Centroamérica. Esta formado por las fuerzas de subducción debidas al continuo devenir de nuestras placas tectónicas. Dichas fuerzas arrugaron el fondo marino y lo hicieron emerger a lo largo de los miles de años, constituyendo ahora una cordillera montañosa en la que se puede encontrar rocas sedimentarias marinas y fósiles de artrópodos y peces milenarios. Y precisamente el significado de esta palabra “Cuchumatanes” es de arrugado, apretujado.

            La subida era exigente para el más potente de los vehículos, pero las ganas de realizar nuestra nueva incursión en el excelso mundo rural de Guatemala, dio paso a una mañana llena de contrastes.

            La primera parada en el Mirador, desde dónde según nuestro guía se puede contemplar en una mañana despejada hasta 13 volcanes diferentes. Nosotros tan sólo distinguimos el Santa María y el Atitlán.



Llegados al altiplano, contemplamos con asombro, la llanura en la que se mueven la gentes que conviven en esta región, un paisaje enmarcado entre dos  cordilleras de montaña, y un extenso pastizal verde esmeralda, cuadriculado en damero cual campiña inglesa, mediante unos divisores naturales, la planta pico de gallo (que es endémica de  África)



            Las condiciones de vida en ésta región son extremas, con vientos intensos, bajas temperaturas nocturnos (2 a 3 grados bajo cero), pero con una paz y tranquilidad  que difícilmente se encuentra  en otros lugares.

            La segunda parada fue el ecosendero “La Maceta”, un páramo entre montañas, que ascendía progresivamente por una interminable escalera con pasos irregulares.


             Nuestro trekking  nos llevo por un preambuloso monte bajo, que se transformo en un bosque de árboles grandes y robusto que irradiaban una intensa sombra, aunque a esa hora de la mañana el frío era nuestro mas fiel compañero. En las cortezas arboreas se observan las plantas aéreas típicas de la región, como el papagayo con su hermosa flor roja. En el camino podías contemplar algunos de los lugares sagrados , vigentes actualmente y dónde se llevan a cabo rituales ancestrales al son de la madera, el fuego licores y flores. A lo largo de la travesía quería descubrir la salamandra típica de la región , pero no tuve suerte en mi cruzada bogerística.


            En la cumbre, por fin descubrimos el significado de la notición del ecosendero, una hermosa roca cornada por un árbol que se aferraba a la desolada piedra con sus robustas raíces, determinaba el descenso a un hermoso lago natural verde-azulado que rebosaba por la montaña improvisando unas cascadas alegres y brillantes que era tragada por un  terreno henchido de humedad.


            Descendimos, nos acomodamos en nuestro coche, y tras medio hora más de trayecto descendente por una asfaltada e irregular carretera, pusimos nuestro pie en el pueblo de “Todos Los Santos”. Caracterizado por dos cosas, la primera saltaba a la vista; todos sus hombres y mujeres vestían su traje típico, para entendernos su huipiles. Destacaban los pantalones rojos a rayas blancas horizontales de ellos, frente a la falda azul de ellas. Todo ricamente trabajado. Lo segundo, su gran fiesta para el día de todos los muertos. Es uno de los días en los que el pueblo tríplica o incluso cuatríplica su población. A través de sus calles angostas se celebra una carrera de caballos, en la meta hay unos pollos colgando boca abajo, cuando pasan a ese nivel se arranca la cabeza del pollo, lo que da buena suerte para el año entrante, no obstante, otros lugareños nos comentaron que si muere alguien en las carreras significa un año de prosperidad para el pueblo y todos tan felices.


            Y tan felices ibamos nosotros paseando por sus calles, dónde seguro se derramo sangre por doquier, eso si sangre de paz. Visitamos unas ruinas, aunque estaban prácticamente cubiertas y después de un ascenso bajo el duro sol abrasador y con las miradas estupefactas de los lugareños, que no entendían ni a dónde íbamos , ni que interés teníamos en unas antiguas ruinas que prácticamente eran montículos. No desfallecimos, las visitamos, nos relajamos tranquilamente en un pequeño parque para recuperar fuerza e iones; y tras acabar el tan necesario proceso partimos de ese lugar con tanto encanto. Pronto empezaron las brumas a cubrir la montañas, y tan solo eran las 12:30 de la mañana, una vida dura la de los altiplanos, que se refleja en parte en las caras de sus pobladores.

            Antes de comer, una parada técnica para visitar a la Virgen del Rosario en el pueblo de Chaitlan ( caracterizada por sus vestimentas de plata, fiel entrega de sus antaño florecientes minas de plata); sin nosotros saberlo nuestro guía cambio una de la bujías del coche que parece que le estaba dando problemas), menos mal que no nos quedamos tirados a mas de 3000 metros de altura.

            Buena alimentos y sencillos cocinados de forma excelente para deleitar al paladar  en el "Ben dinat" de camino a Huehue; para finalizar nuestro camino con una la visita a las ruinas de Zaculeu.

            Desgraciadamente a nuestra llegada, las 16:00 horas, el parque estaba cerrado, aunque en la guía nos informa que el cierre era a las 18.00 y el guía nos comentaba que hasta las 17.00. No sabemos si por inoperancia de nuestro guía, o por que Guatemala empezaba a jugar a las 17.00 y en este país una de las cosas que más se respetan son los horarios del fútbol, no visitamos ni creo que visitaremos más esta región planetaria, por lo que no podemos igualmente recomendarla.

            Gracias al desafortunado evento pudimos enmendar una gran confusión, que debíamos partir de Hueheu esa misma tarde y no al día siguiente como mal entendió nuestro guía. Así pues, ante su segundo error, lo condonó buscándonos un taxi que nos hiciera el traslado a nuestro siguiente destino Nebaj.
            El taxista que se llama Oliver, nos recogió en el hotel y nos alegró la tarde al explicarnos que tardaría como una hora y media en llegar a Nebaj ( al principio nos afirmaban los taxis de la plaza central que sobre unas  dos  y media a tres horas). Con la fuerza que da el saber que la meta queda más cerca de lo esperado, emprendemos el viaje en un destartalado coche con cristales ahumados que daba la sensación de proteger a unos grandes dignatarios o a unos incólumes fotofóbicos. Una parada técnica, tras salir de la ciudad de Huehuetenango, y una explicación sobre el comercio del combustible de contrabando en Guatemala fue precisa antes de continuar:
            “En mucho lugares de nuestro viaje, pudimos observar garrafas llenas de lo que imaginábamos combustible en los márgenes de los arcenes, mientras que una botella de unos dos litros conectada a una maguera era agitada insistentemente ante la mirada de los conductores. Pues bien este combustible proviene de Mexico mediante el contrabando, y se vende como unos 5 a 10 quetzalesla/onza más barato. Pero según nos contó Oliver, a veces llenas una parte de aire, o los apretan entre sí en cajas para tratar de engañar a los viajeros más despistados. Pero no , no a nuestro taxista, el exigió que estuvieran llenos y se los vendieran por 30 quetzales...eso sí...llenos hasta el tapón, y paro un par de veces hasta conseguir el trato justo. Esto si que es libre comercio y no la EU”

            Las horas iban pasando, y la oscuridad que reinaba dentro de la cabina del coche, si hizo continua con la llegada de la tarde. El avance era notable, pero igualmente el tiempo referido se iba agotando y Nebaj por lo que parecía estaba aún muy lejos. Progresivamente la desesperanza alcanzó nuestras cansadas mentes, pero cuando todo parecía perdido, Oliver decide bajarse en un pueblo , por que tiene hambre, para comer. ¡Ahora si que pinta mal la cosa!, si el taxista conocedor del camino piensa en cenar, esto va para largo. Los minutos se hicieron medias horas, y las medias horas; horas enteras . El habitáculo que fuera amigo fiel y protector de los crueles rayos solares ahora era negro como boca de lobo. Y al fin un cartel¡ : Nebaj 30 km.! Aunque no contento con esto el conductor de la hora y media, se baja a preguntar, y la primera pregunta es: ¿No se sabía el camino? Tras una escueta charla de unos 10 minutos con unos lugareños, parece que aquel camino de terracería no es el correcto, que nos quedan aún como una hora y media de viaje. ¿Pero, aclaremos una cosa, cuántas horas y medias tiene?. Lo que parecía media hora más nos llevo a un cruce lleno de personas que esperan el microbus para Nebaj, ya serían como las 19:00 horas y no se veía ni luces, ni coches, ni movimiento vegetal o animal, a excepción de este grupúsculo de gente perdida en la nada, perdidos como nosotros. Una nueva orientación y una agradable confirmación que llevabamos la dirección y sentido adecuado, nos introdujo directamente en la carretera al valle de Nebaj. Ahora si que estábamos confiados, ahora si que llegaríamos al hotel y seguiríamos esa rutina tan sana, de ducha, cena y descanso. Pero no, otro contratiempo retrasaría nuestra rutina, pues los últimos kilómetros antes de llegar al valle estaban sembrados de una bruma tan espesa que se tendría que cortar con una motosierra, personalmente pensaba, que el conductor con lo cansado que estaba y lo poco que se veía, además de no conocer el camino ni el tiempo en el que se recorría, pronto se despeñaría y los buitres daría con nuetros huesos , eso sí, cuando se levantara la niebla.
            A pesar de los malos presagios, llegamos a Santa María de Nebaj, un valle entre montañas, un pueblo para ese valle. Estábamos tan agotados, por ese transito por el calvario de los mil y un sentimientos encontrados, que tras un activia ( siempre hay que cuidar nuestro intestinos) , agua y una papas saladas, dimos con nuestros cuerpos en las camas de Nebaj. Amen.