viernes, 2 de noviembre de 2012

DIA 17, 18, 19 CAYE CAULKER O LA DESILUSIÓN AZULTURQUESA.


            Finalmente estábamos en este atolón, en este Cayo con una población de más de 2000 habitantes entre la población residente y la flotante. Sus vecinos, gente llena de contraste. Paseaban por su tres calles sin asfalto, era todo arena y palmeras y por doquier podías disfrutar de un mar turquesa, con unas aguas bellas a distancia, pero con unas playas llenas de algas que no invitaban precisamente al baño.

            Si tuviera que definir este lugar diría que es paradisiaco a la sombra, eso sí, pues cuando el sol te da de frente es como si te estuvieras cocinando al grill y sintiendo como cada una de tus células muere deshidratada.

            En general, las gentes son joviales, te saludan sin restricciones, te invitan a que disfrutes de sus dulces (casi todos a base de chocolate) y te acompañan con la mirada. Una lástima que en el centro de buceo no fueran tan cordiales. Un tipo seco y sin una pizca de humor nos atendió sobriamente y contratamos con Los Frenchies Dives dos buceos, uno de un día y otro que sería un par de días con una noche durmiendo en un Ecolodge. Y este, fue el comienzo, de toda una serie de desafortunadas coincidencias, que harían que no recordemos con especial añoranza estas tierras beliceñas.

            El primer buceo, fue en el local reef, vamos el arrecife de coral que teníamos a menos de seis a diez minutos de la costa, se prometía interesante, y cual fue nuestra sorpresa, que nos deparó un buceo monótono, con vida escasa y unos fondo cuidados de aquella manera. El segundo buceo del día no lo realicé, un malestar en la zona sinosuidal y la carencia de alicientes, dio al traste con mis andanzas submarinas.

            La segunda decepción se nos presentó, cuando, por falta de aforo suspendieron unilateralmente esa excursión de dos días. Simplemente no localizaban a los otros dos buceadores, que me imagino se dieron cuenta de lo poco formales que eran estos individuos, y pusieron pies en polvorosa. Así que, perdiendo un día de estancia en el cayo esperando este buceo, y perdiendo una tarde en el cayo buscando otro club que hiciera la tan esperada inmersión en el “Blue Hole”, se nos estaba yendo la vida. Al terminar la tarde, encontramos a los Belice Diving Services, que pensaban ir a bucear al citado sitio, y que resultaron ser más honestos y profesionales que los primeros. Madrugón, dos horas de barco (en la que me pasé sumido en un tránsito emético la mayoría de la travesía) y llegamos a un lugar increíble.

            El Blue Hole es un parque por definición propia, lo interesante del lugar, es que durante un tiempo (hablamos de cientos de años) constituyó una caverna que estaba en superficie, sus paredes a base de piedra calcárea formó estalactitas y estalagmitas. Cuando la caverna se sumergió, el techo se desplomó  y quedó una estructura en forma de pozo y en los lados las formaciones citadas. Es agradable la inmersión a pesar de tener que descender a más de 40 metros de profundidad, se ven las estalagmitas y se vuelve a subir, en la superficie a menos de 10 metros muchos tiburones y meros de gran tamaño. En definitiva, es una bonita experiencia, aunque demasiado popularizada para lo que realmente aporta, se puede vivir sin ella. Las otras dos inmersiones, regulares, en la tónica del local reef, decir, que nos acordamos de la recomendación que nos hizo Marcio D´Acuña, cuando nos dijo que esta zona estaba demasiado viciada, que fuéramos  a Honduras….

            La comida en el atolón buena, encontramos un restaurante cubano  que nos sirvió platos ricos ( ummm aún recuerdo lo sabrosa que estaba la langosta) y nos atendieron con una gran sonrisa y muy buenas maneras. Escaseaba sin embargo esa noche más llena de eventos, más musical, más caribeña; el caribe no es igual en todos lados, y realmente Belice si se puede definir por algo es por su falta de carisma y por la sensación que te da el país y la gente que le falta algo, pero, no me preguntéis el qué, aún no lo averigüé.

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